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"Malditas jergas"

  • Foto del escritor: Mario Peña
    Mario Peña
  • 11 feb 2018
  • 6 Min. de lectura

*JERGA: Nombre que recibe una variedad lingüística del habla diferente de la lengua estándar y a veces incomprensible para los hablantes de esta, usada con frecuencia por distintos grupos sociales o profesionales con intenciones de ocultar el verdadero significado de sus palabras, a su conveniencia y necesidad. He de reconocerlo, Wikipedia la ha clavado.


Muchas veces oímos hablar a un abogado, a un financiero o a un médico y nos hemos quedado como estábamos o algo peor, con cara de tontos al no haber entendido nada de lo que han dicho.

No se si lo hacen para demostrar que están por encima de los mortales o como medida preventiva, para que en el caso de que sus predicciones no se cumplan, eludir la responsabilidad de su propias palabras.


Yo también lo he sufrido. Todo empezó con un problemilla de una herencia. El abogado que contraté me dijo: “he interpuesto en tu nombre un recurso de apelación frente a la sentencia dictada por el Juzgado, ya que habías sido preterido erróneamente en el testamento por tu padre, y donde han fallado a tu favor declarando la nulidad de todas las disposiciones de contenido patrimonial del citado testamento, declarándome heredero abintestato”. Tardé en reaccionar y solté un ¿Y…?. Resumiendo, me dijo todo condescendiente, que has heredado veinte mil euracos.


Al día siguiente me levanté con la vena inversora hinchada y decidí ir al banco para colocar mi pequeña fortuna que ya tenía en la libreta. Mi gestor personal me dijo todo convencido, lo que necesitas es un “producto derivado”. Sonaba bien e ingenuo de mi, pregunté ¿derivado de donde?. Y con toda su buena volumen me detalló… “se trata de un instrumento financiero negociado en marcados OTC cuyo valor deriva de la evolución del precio de otro activo subyacente, amparado por un contrato a medida de las partes contratantes, donde podemos contratan un FRA, acordando el tipo de interés que habrá a una fecha determinada, de manera que, sobre un depósito teórico nocional, se va liquidando la diferencia entre aplicar el tipo de interés del mercado de contado y el tipo acordado en el FRA, donde hay que considerar factores como cierta falta de liquidez propia de los mercados OTC, una posible evolución de los tipos contraria a la prevista y el riesgo de crédito de contraparte”. Sin llegar a procesar nada le dije, vale lo tengo claro, déjalo donde está y gracias por la aclaración.


A continuación y algo preocupado por la incomprensión que me había generado el abogado y el asesor, me fui al médico contándole que estaba confuso y que no entendía lo que me decían. El especialista, que lo debía tener muy claro, me diagnosticó “usted se encuentra en un estado confusional y de obnubilación”. “Sí, se trata de un disturbio de la conciencia debido a una reducción de la actividad metabólica y funcional del córtex, donde estos desórdenes aparecen luego como síndromes de disfunción cerebral focal u oligosistémica”.


Ya no podía más, y siendo que tenía dinerillo fresco caído del cielo (nunca mejor dicho, ya que mi padre era una buena persona), decidí darme un capricho para oxigenar mi mente y me fui a comer a uno de esos restaurantes elegantes. El metre todo servicial, me informó de una primera opción a degustar y que se trataba de un sugerente plato de autor denominado: “Hortaliza de temporada del Valle Medio del Ebro en su baja temperatura, con un lecho de tubérculo joven de Prades, en cocción con agua natural de mineralización débil de Veri y aliñado en perfecto maridaje con la variedad Empeltre del Bajo Aragón”. Joder, pero ¿tanto le costaba decirme que han hecho unas borrajas con patata?



Sin darle pie a que hundiera más mi autoestima narrándome el segundo plato, me levanté y me fui a la calle. Sólo me quedaban dos alternativas, o me iba al psicólogo a continuación y le planteaba mi caso o directamente renunciaba a la herencia. Y en vista de lo visto, opté por la segunda opción confiando en que no fuera demasiado tarde y que mi abogado y el Juzgado de turno no me complicasen mi tranquila y banal* existencia.


*BANAL: Que es trivial, insustancial o de poco interés o trascendencia.



*JERGA: Nombre que recibe una variedad lingüística del habla diferente de la lengua estándar y a veces incomprensible para los hablantes de esta, usada con frecuencia por distintos grupos sociales o profesionales con intenciones de ocultar el verdadero significado de sus palabras, a su conveniencia y necesidad. He de reconocerlo, Wikipedia la ha clavado.


Muchas veces oímos hablar a un abogado, a un financiero o a un médico y nos hemos quedado como estábamos o algo peor, con cara de tontos al no haber entendido nada de lo que han dicho.

No se si lo hacen para demostrar que están por encima de los mortales o como medida preventiva, para que en el caso de que sus predicciones no se cumplan, eludir la responsabilidad de su propias palabras.


Yo también lo he sufrido. Todo empezó con un problemilla de una herencia. El abogado que contraté me dijo: “he interpuesto en tu nombre un recurso de apelación frente a la sentencia dictada por el Juzgado, ya que habías sido preterido erróneamente en el testamento por tu padre, y donde han fallado a tu favor declarando la nulidad de todas las disposiciones de contenido patrimonial del citado testamento, declarándome heredero abintestato”. Tardé en reaccionar y solté un ¿Y…?. Resumiendo, me dijo todo condescendiente, que has heredado veinte mil euracos.


Al día siguiente me levanté con la vena inversora hinchada y decidí ir al banco para colocar mi pequeña fortuna que ya tenía en la libreta. Mi gestor personal me dijo todo convencido, lo que necesitas es un “producto derivado”. Sonaba bien e ingenuo de mi, pregunté ¿derivado de donde?. Y con toda su buena volumen me detalló… “se trata de un instrumento financiero negociado en marcados OTC cuyo valor deriva de la evolución del precio de otro activo subyacente, amparado por un contrato a medida de las partes contratantes, donde podemos contratan un FRA, acordando el tipo de interés que habrá a una fecha determinada, de manera que, sobre un depósito teórico nocional, se va liquidando la diferencia entre aplicar el tipo de interés del mercado de contado y el tipo acordado en el FRA, donde hay que considerar factores como cierta falta de liquidez propia de los mercados OTC, una posible evolución de los tipos contraria a la prevista y el riesgo de crédito de contraparte”. Sin llegar a procesar nada le dije, vale lo tengo claro, déjalo donde está y gracias por la aclaración.


A continuación y algo preocupado por la incomprensión que me había generado el abogado y el asesor, me fui al médico contándole que estaba confuso y que no entendía lo que me decían. El especialista, que lo debía tener muy claro, me diagnosticó “usted se encuentra en un estado confusional y de obnubilación”. “Sí, se trata de un disturbio de la conciencia debido a una reducción de la actividad metabólica y funcional del córtex, donde estos desórdenes aparecen luego como síndromes de disfunción cerebral focal u oligosistémica”.


Ya no podía más, y siendo que tenía dinerillo fresco caído del cielo (nunca mejor dicho, ya que mi padre era una buena persona), decidí darme un capricho para oxigenar mi mente y me fui a comer a uno de esos restaurantes elegantes. El metre todo servicial, me informó de una primera opción a degustar y que se trataba de un sugerente plato de autor denominado: “Hortaliza de temporada del Valle Medio del Ebro en su baja temperatura, con un lecho de tubérculo joven de Prades, en cocción con agua natural de mineralización débil de Veri y aliñado en perfecto maridaje con la variedad Empeltre del Bajo Aragón”. Joder, pero ¿tanto le costaba decirme que han hecho unas borrajas con patata?



Sin darle pie a que hundiera más mi autoestima narrándome el segundo plato, me levanté y me fui a la calle. Sólo me quedaban dos alternativas, o me iba al psicólogo a continuación y le planteaba mi caso o directamente renunciaba a la herencia. Y en vista de lo visto, opté por la segunda opción confiando en que no fuera demasiado tarde y que mi abogado y el Juzgado de turno no me complicasen mi tranquila y banal* existencia.


*BANAL: Que es trivial, insustancial o de poco interés o trascendencia.


 
 
 

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